Esta perrita fue encontrada herida al lado de un contenedor, pero rápidamente se escapó cuando me acerqué. Estaba agotada y apenas era un saco de huesos. Poco a poco nos acercamos a ella y tímidamente nos dejó tocarla. Nos fuimos a la sombra y le dimos un bocadillo antes de llevarla al veterinario.
El diagnóstico fue desgarrador: pesa solo 4,7 kg y dio positivo a Leishmania, una enfermedad causada por una infección parasitaria. Estaba en su peor momento, con drenaje de pus y dolor. El nivel de infección en su sangre era alto, y el médico advirtió: “Prepárense para lo peor”. Nadie pensó que podría sobrevivir, pero con altas dosis de antibióticos y alimentos nutritivos, luchamos por su vida.
Casi no dormíamos preocupados por su destino, pero cada mañana, le pusieron una inyección. Hicimos todo lo posible para ayudarla a recuperarse, y sus pequeños signos de mejoría nos llenaron de esperanza. El peligro pasó, ella está a salvo, y pudo disfrutar del sol y de la vida.
Se convirtió en una niña hermosa, aumentó de peso y le creció el pelo. Cambió por completo y, además, hizo nuevos amigos. Después de 6 meses, ¿la reconoces? Todos quedaron sorprendidos por su increíble transformación. Adoptada por una amable familia, le mantuvieron su nombre, Orinoko, y la quieren mucho.
Orinoko tiene ahora la vida con la que siempre soñó, pero recordamos que fue abandonada antes, sin recibir ayuda de su dueño anterior. A pesar de las adversidades, resucitó de las cenizas y se volvió tan hermosa como una reina. Más que nunca, es feliz, un verdadero testimonio de amor y un milagro que nos recuerda que los perros siempre estarán a nuestro lado. ¡Ámalos y no los abandones, recibirás milagros a cambio! Orinoko es una prueba de ese milagro llamado amor.