Explora la historia de este valiente can herido que, con su mirada de gratitud, ilustró la relevancia del amor y la compasión en los momentos más desafiantes. En esta emotiva narrativa, descubrirás la esperanza y el consuelo que estos animales requieren para su recuperación. No dejes pasar la ocasión de aprender cómo enfocarte en el afecto y la bondad en un mundo repleto de adversidades. Sumérgete en esta emotiva historia de agradecimiento y cariño.
La soga colocada alrededor de su cuello estaba tan apretada que no podía respirar correctamente. Era piel y huesos, extremadamente desnutrida y en una situación casi de desesperanza. Como estaba sin vida, los rescatistas no comprendieron de inmediato si habían llegado demasiado tarde o si aún era posible intervenir in extremis. Acercándose, todos observaron que el perro rojo respiraba. Lamentablemente, no estaba claro cuánto tiempo viviría. Cortaron la cuerda alrededor de su cuello y la arrastraron a la camioneta. Fue muy difícil que un veterinario la evaluara de inmediato. Para el veterinario, asombrado después de inspeccionarla, fue increíble cómo había durado tanto tiempo. Los rescatistas le dieron un nombre en ese momento: Esmeralda.
Esmeralda recibió instantáneamente medicamentos y fluidos intravenosos mientras el personal veterinario realizaba todas las inspecciones indispensables. las pruebas demostraron que en realidad estaba en forma de huevo y cerca de colapsar. tiene bajo peso, está deshidratada, anémica y necesita una transfusión de emergencia. Todo se ha intentado con cuidado médico. Pasamos a alimentarlo, curarlo, ayudar a devolver los valores a un nivel de habitabilidad. Era increíble que todavía estuviera viva. los rescatistas que los rodeaban estaban de duelo por la circunstancia en la que se encontraba Esmeralda. Ella los miraba con languidez, como si dijera: “Aunque no pueda ir, gracias de todos modos por la ayuda y los abrazos”. Exactamente lo que ocurrió.
Todos a su alrededor hicieron que Esmeralda se sintiera lo más cómoda posible. Veterinarios y voluntarios continuaron con el tratamiento tratando de paliar la aflicción del perro, día a día, con el máximo esfuerzo.
Aunque su cuerpo continuaba hundiéndose bajo el peso de meses, años de sufrimiento y persecución, su espíritu mejoraba día a día. Cada vez que un voluntario o un médico recurría a Esmeralda, la perra mostraba entusiasmo y felicidad, tanto como podía. Estaba complacida de ser finalmente cuidada y amada. Sin embargo, la historia no tendrá un final agradable.
Así pasó sus últimos días de vida, rodeada del equipo que la cuidó y amó hasta el último momento. La adorable Esmeralda recibió toda la ayuda que pudo, nunca la abandonaron pero tanto amor y cuidados continuos no fueron suficientes.