En el desgarrador escenario de crueldad animal, conocimos a Vana, una cachorrita de apenas 6 meses que sufría el peso de la brutalidad humana. Con tres capas de alambre estrangulando su cuello y un ojo cegado por la malicia de alguien, las imágenes de Vana nos llenaron de tristeza, pero también de la determinación de no darle la espalda.
La crudeza de su condición era impactante. Tres capas de alambre, dos en el exterior y una profundamente incrustada en su cuello, habían provocado infecciones severas, hincharon su rostro y le impedían alimentarse o respirar con normalidad. Su semblante estaba lleno de fluidos y sangre, y plagado de pulgas y garrapatas que también se traducían en parásitos en su sangre.
En ese momento crucial, Vana fue llevada al veterinario, donde el dedicado Abdo y los médicos planificaban su tratamiento. La lucha por su recuperación ya había comenzado, pero sabíamos que necesitábamos ayuda. La historia de Vana nos confronta con la realidad dolorosa de muchos animales que padecen en silencio, y nos insta a unirnos para ofrecerles la esperanza y la cura que merecen. ¿Estamos dispuestos a ser parte de su salvación?