Cuando emergió de su escondite debajo de un automóvil, nuestro equipo de rescate contuvo el aliento. La mandíbula inferior de este hermoso perro callejero de edad avanzada parecía, en un principio, simplemente no existir. La piel estaba completamente desprendida en una confusión enredada de carne y gusanos.
Parecía que había depositado su alma en nuestras manos. Lo levantamos con cuidado y nos apresuramos al hospital, donde nuestro equipo comenzó a evaluar esta herida extraordinaria y horrible llena de gusanos. Nos sorprendió y nos alivió enormemente que su apetito fuera increíble y su valentía para comer a pesar del dolor nos llenó de humildad.
Lo llamamos Saber (nos recordaba a un tigre dientes de sable), y si quieres saber por qué nos recordó a esa maravilla extinta, sigue leyendo hasta el feliz desenlace.